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Escudo del Estado de Guerrero

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viernes, 2 de diciembre de 2011

El Niño Dios que cumple un siglo



El Niño Dios que cumple un siglo en 2011

El domingo 13 de noviembre de 2011, el reportero visitó a los familiares de doña Emilia Casarrubias viuda de Flores, en su domicilio de la calle Ignacio Manurel Altamirano número 14 de Chilpancingo.

Meses atrás hubo una charla con la familia, cuando se supo que en ese hogar había un niño Dios que hace un siglo, en 1911, la muy respetable señora doña Emilia Casarrubias había comenzado a venerar cada 24 de diciembre, uniéndose a la antiquísima tradición de las familias católicas de Chilpancingo que “acuestan al niño Dios” en sus hogares.

En aquel entonces hubo una charla con doña Celia Bello Vega, nuera de doña Emilia, y con el señor general brigadier don Guillermo Flores Moyao, su nieto. La señora Celia es nuera de doña Emilia, pues contrajo matrimonio con un hijo de ella: Jesús (Chucho) Flores, un gran ciudadano chilpancingueño. El general es el nieto mayor de la señora Emilia.

Esta ocasión, el reportero fue recibido nuevamente por ellos. Ahora ya, de manera directa el motivo de la visita fue para entrevistarlos sobre lo que nos parece un tema interesante, al cumplir el niño Dios su primer centenario de ser venerado en ese hogar, localizado en el centro de la ciudad de Chilpancingo.

Nos permitieron tomar algunas fotografías del niño Dios y de la familia, así como de doña Emilia Casarrubias. El niño está colocado en un nicho de metal dorado, sobre un altar. El resultado de la entrevista es el siguiente:

-Este día, domingo 13 de noviembre de 2011, me encuentro en Chilpancingo, en la calle de Altamirano número catorce, en una casa llena de mucho amor, de mucha tradición, de muchos recuerdos para quienes tuvimos la dicha de conocer a doña Emilia Casarrubias viuda de Flores. Vengo con la intención de platicar con su familia, particularmente con su nieto, el señor general don Guillermo Flores Moyao quien, a su vez, fue hijo de un muy querido y distinguido chilpancingueño, como lo fue don Marcial Flores Casarrubias, general de Ala. El fue piloto aviador, uno de los grandes personajes, orgullo del estado de Guerrero, don Marcial Flores Casarrubias.

General, en primer lugar a usted, a su esposa y a doña Celia, esposa de su tío don Jesús; a su hijo y a toda su familia, quiero agradecerles la hospitalidad que me brindan para que platiquemos un poco acerca de algo que es muy significativo para los católicos de Chilpancingo y que lo fue para doña Emilia, en lo particular: el niño Dios que cumple su primer siglo. Me da mucho gusto saludarlo.

“El gusto es mío, y me da también mucho gusto que nos entreviste a nosotros que nos criamos aquí, en esta casa, y tenemos recuerdos bonitos también de la época aquella en que mi abuelita hacía su nacimiento de toda la sala de la casa y ella ponía mucho cuidado, mucho interés. Tenía mucho juguete que iba guardando cada año y cada vez se hacían más los juguetes y más bonitos, más actuales, y me da gusto que nos veamos aquí. Yo estuve aquí hace muchos años, cuando era un niño, después un adolescente. Me fui de la casa buscando un porvenir al Colegio Militar, desde esa época venía yo nada más de visita en algunos años, cuando nuestra carrera, nuestras obligaciones nos lo permitían. Pero sí, la casa nos trae muchos recuerdos, la calle. Aunque ya no son iguales las casas, aquellas casas de teja que existían, pero nos acordamos todavía de muchos vecinos”.

-Sí, general. Recuerdo que la casa de doña Emilia era de piedra, una casa muy hermosa, bien edificada, con techo de teja. Bajaba uno por unas gradas para llegar a la sala, y en esa sala, muy amplia, tiene usted toda la razón, porque la circunferencia se llenaba de heno, era el Nacimiento del Niño Dios y había muchísimos juguetes que su abuelita compraba, ella preparaba el Nacimiento y nosotros, siendo niños veníamos con los Pastorcitos. Era la única casa en que se cantaban completos los villancicos y letanías de los Pastores. Doña Emilia era una señora tranquila, cariñosa, tan bondadosa con los niños que nos regalaba aguinaldos hechos con papel de china de colores. Ahí ponía cañas, tejocotes, mandarinas, etcétera. Usted, general, ¿en qué año nació?

“Yo nací en el año 1933, a fines del año, en diciembre, y ya estamos grandecitos, ya llovió. En ese año nací y casi me crié con la abuelita Emilia”.

-Su abuelito, ¿quién fue?

“Mi Abuelito fue Ángel Flores, pero yo no tuve la fortuna de conocerlo. A mi abuelita la conocí ya viuda. Mi padre también andaba en toda la república con su carrera militar, la carrera que nos obliga a recorrer casi toda la república durante muchos años. No tuve la fortuna de conocer al abuelo que fue, me cuentan, un revolucionario, no sé de qué política, cuál era el grupo de él, no lo sabíamos, yo al menos nunca me di cuenta. Había fotografías de él porque el tío Jesús (Chucho), hermano de mi padre, guardaba muchos documentos. El tiene bastante documentos de esa época y había unas fotografías del abuelito”.

-¿El abuelito nació aquí?

“Pues dice mi tía Celia que sí, que nació aquí en Chilpancingo”.

-Doña Emilia Casarrubias, ¿dónde y cuándo nació?

“Tengo entendido que ella nació en Ayutla, pero la fecha su nacimiento no la recuerdo francamente, para no mentir; no estoy exactamente enterado”.

-El motivo que nos trae a ustedes es que sabemos que el niño Dios que se acuesta aquí cada año en diciembre cumple en este año 2011 cien años que ha sido acostado en este domicilio.

“Sí, lo creo, porque yo nací en treinta y tres. De niño me empecé a dar cuenta que mi abuelita tenía esa costumbre. Sería a los seis o siete años. A partir de entonces, digamos por los cuarenta que yo recuerde, ya se hacía la ceremonia de la acostada del niño Dios. Estoy plenamente seguro que ese niño que yo conocí en ese tiempo y a esa edad es el mismo que actualmente seguimos acostando la familia”.

-De ese niño Dios seguramente usted desconoce su origen, dónde se compró.

“Yo no recuerdo, francamente, porque ya teniendo la razón plena de acordarme, ya la vi cómo lo acostaba la abuelita, la familia, los tíos cuando estaban. Creo que yo era el único nieto de aquella época, porque los demás no estaban. Después llegó el primo Ángel Flores, hijo de Alfonso; Rosalba, hija de Celia y tío Chucho. Entonces fueron apareciendo en el curso de mi vida, cuando ya empecé a crecer. Entonces, no recuerdo cuántos éramos, pero sí nos reuníamos bastantitos ya en esa época”.

-Me imagino que la familia siempre ha permanecido unida. El mes de diciembre, que es una época muy acogedora para la unión familiar ustedes se reunían y platicaban con la abuelita, o entre ustedes mismos.

“Sí, teníamos esas reuniones cuando se acostaba el niño. A veces venían las pastorelas el veinticuatro y la fecha en que se levantaba, el seis de enero, entre esos días venían otros grupos, otros cantantes. Me acuerdo yo, de niño, de otro tipo de grupos, hasta me acuerdo que una vez pasaron los tlacololeros, los diablos. Se paraban enfrente de la casa y aquí bailaban, y mi abuelita sacaba lo que tenía, sus torrejas, sus carricitos de mezcal y así se iban los muchachos contentos con sus naranjas, en fin, lo que ella podía darles, pero siempre había esa costumbre. La casa tenía un balcón y un portón grande. Ella tenía siempre abierto su portón con un biombo de tela que dejaba ver en la noche, con la claridad de la luz, el nacimiento. Había noches en que usted salía al portón y había cuatro, cinco, hasta diez o más personas paradas en el balcón observando y admirando el nacimiento. Atraía ese nacimiento. Yo creo que era algo poco visto en Chilpancingo. Si había, eran más pequeños los nacimientos que se hacían. Mi abuelita se explayaba mucho con eso”.

-Si la memoria me traiciona, le pido me corrija. El piso de la sala de la casa era un piso de ladrillo.

“Era de ladrillo rojo y que siempre, año con año ella acostumbraba pintarlo. Entonces la casa se veía más o menos. El portón era un portón grandote y nunca lo teníamos cerrado con llave o fuertemente cerrado, porque no era necesario. Era la familia muy conocida, la gente que pasaba muy decente, muy atenta con ella. Nada más le poníamos al portón una tranca grandota, recargada, como de diez centímetros de diámetro, casi un poste, nada más que pesadito. Lo aguantábamos bien y nada más lo recargábamos, y lo quitábamos para que alguien entrara. Ya con el tiempo se acostumbró a cerrarse solo, nada más le poníamos la tranca y con eso. El pasillo, donde entraban por el portón, se pintaba también de rojo, toda la casa tenía ladrillo rojo. El piso de la entrada del portón, del pasillo y el corredor que llevaba a su cocina. Las macetas enfrente, exuberantes con mucha flor, mucho vegetal. Toda la parte de atrás era vegetación con árboles frutales, era un patio grande. Teníamos un fresno altísimo que con el tiempo, yo creo, echó mucha raíz y comenzó a molestar los cimientos de la casa, y lo tuvieron que cortar. Pero sí, era ella muy cuidadosa de su jardín, un jardín muy bonito que tenía atrás de la casa”.

-La casa de doña Emilia Casarrubias está llena de significado, ciertamente. Era una casa que además de lo céntrico, se localiza exactamente donde desemboca la calle de Allende, bajando de San Antonio. Estaba rodeada de dos herrerías, las de don Higinio Morales y la de don Joaquín Bello. Cerca a ella, por Altamirano, estaba la perfumería de don Mario Castillo y la carpintería de don Benito Ramírez, la panadería de don Cutberto Arellano, doña Tonchi Palma, en la tienda de la esquina (Altamirano y Mina), y doña Victoria…

“Me acuerdo de todos ellos, aunque no recuerdo muy bien los nombres. En esa época como chamaco, poco interesado en la cuestión social de la gente que nos rodea, de los vecinos, pero de muchos sí me recuerdo. Incluso del Güero Sol cuando pasaba a veces borrachito echando gritos. Me acuerdo mucho de Castillo, que tenía una perfumería ahí, iba yo a traer la brillantina o la crema que él vendía. Y nomás hablaba yo: Don Mario, buenos días. ¡Ah!, tú eres Marcial, ¿verdad? Le decía: No; yo soy Guillermo, su hijo. Decía, pero son igualitos de voz, te confundo con Marcial”.

-¿Qué significa para ustedes, para la familia que en este año se cumplan los cien años de acostar al niño Dios en esta casa?

“Es muy significativo porque después de tantos años se ha seguido conservando esta tradición, y esperemos que nuestros hijos, los que vienen atrás sigan conservando la tradición, porque esa tradición no sólo nos recuerda los días bonitos, los días de paz, los días de convencía con los tíos, con los primos, con los sobrinos, con los hijos y con todo mundo y con otras personas que recuerdan todavía aquél tiempo. Entonces, creemos que es agradable, que es bonito. Mientras podamos, yo le digo que soy el nieto mayor de toda la familia, tengo setenta y siete años ya. Entonces, mientras Dios nos dé permiso que podamos conservarnos en forma para poder seguir con la tradición, la vamos a continuar, porque creemos que nos une a todos, nos une a los sobrinos y más a los chiquillos que vienen empujando, porque ellos tienen otro tipo ya de ver la vida, otra educación; han visto otras cosas diferentes. Vamos a procurar que ellos también vayan conservando la tradición, a ver cuánto tiempo tarda. Ojalá que sea mucho tiempo”.

-¿Cuándo murió su abuelita doña Emilia, general?

“Murió en el año setenta y siete, en abril”.

-Si me permite, señor general, platicaré con su tía, con doña Celia. Muchas gracias. Doña Celia: Cuando fallece doña Emilia, ¿a usted le corresponde tomar la responsabilidad de seguir acostando al niño Dios?

“Sí, cómo no, y con mucho gusto, porque mi esposo Jesús y yo quisimos hacernos cargo del niño Dios, que lo hizo el Padre Margarito Escobar y hasta la fecha no se ha reestructurado y no está ni picadito ni nada”.

-Oiga, qué dicha.

“¿Se imagina? Para mí es mucha responsabilidad, porque yo soy sola; pero mis hijos y mis sobrinos siempre me han apoyado”.

-Seguramente usted conserva los vestidos del niño Dios.

“Sí. Todos los vestidos que dejó mi suegra, y los que yo voy guardando de su madrina. La madrina los hace, y tengo el nicho donde mi suegra lo tenía. El anterior era de lámina y de madera con sus cristales alrededor”.

-Cuando usted asume la responsabilidad, ¿ya no había Pastores para acostar al niño, en 1977?

“No, ya no. Ahorita eso están tratando mis hijas de que vengan los Pastores a cantarle, pero será el veintidós de diciembre, como una Posada”.

-Don Jesús Flores, don Chucho Flores, fue un hombre muy querido en Chilpancingo, con grandes amistades, y formaron una gran pareja con doña Celia Bello Vega y tienen nietos…

“Bisnietos, cinco bisnietos. Ya ha crecido la familia, no somos muchos, pero ha crecido”.

-La vez anterior que platicamos alguien dijo que el niño Dios se había hecho más grande.

“Pues, esa creencia tenemos, porque cuando saqué los vestidos que mi suegra guardó, vamos a comparar con los que ahora la madrina le va haciendo”.

-¿Y son los vestidos más grandes o más pequeños?

“Pues, no he verificado, porque me agarraron así de sorpresa. Pero sí, eran más chiquitos”.

-¿Era más chico el niño Dios?

“No, siempre ha sido así”.

-Entonces, ¿por qué se dio esa creencia?

“Creemos que creció, porque mi suegra no creo que los vestidos los haya hecho más chiquitos, y como tuvo tantas madrinas que ya todas murieron”.

-¿Quiénes fueron sus madrinas?

“Mire, fue una de las Morlet, la más grande, hermana de Lalo. Luego la que tenía el mesón, la hija de don Rafael Cabrera. Fue Lupita Ortega, últimamente, pero de las demás ya no las recuerdo”.

-General, ¿usted a qué atribuye el crecimiento del niño Dios?

“Yo realmente no estaba enterado. Supe algo que comentaba aquí la familia, pero no podría decirle. Quizá algunos trajecitos se encogieron, no sé, soy un poquito escéptico en ese sentido, la tela se hizo más chica, qué sé yo. Pero sí, oí ese comentario, y como yo veía poco al niño, nada más durante su ceremonia y se guardaba, y yo no lo volvía a ver. Ellas, la familia lo veían más seguido, entonces quizá se daban cuenta de ese probable crecimiento que yo, francamente no lo aseguro”.

-¿Doña Celia?

“Yo también digo que hasta que saquen los trajes, que eso quieren mis hijas, demostrar todos sus vestidos”.

-Y demostrar que no creció el niño Dios, que sigue siendo el mismo.

“Es el mismo, porque tiene una piañita y ahí está parado”.

-Disculpe la pregunta: ¿Una qué?

“Es una rueda así de madera, una base que mi suegra le decía Piañita, porque ahí tiene la base donde mete uno al niño para que esté parado. Así que no sabemos si en realidad de veras ya creció o no alcanzó la tela”.

-Imagínese, después de cien años, los humanos tendemos a achicarnos…

“Dígamelo a mí, que yo me siento así, y él crece. Me va a dejar jajajaja”.

-Muchas gracias, doña Celia. Ahora quiero saludar a una señora muy atenta, doña Adelina Adame Juárez, chilpancingueña, esposa del general Flores Moyao.

“Yo tengo ya setenta y un años de edad, y de casada voy a hacer cuarenta y siete años. Yo conocí la casa tal cual era, cómo vivió doña Emilia. Era una casa preciosa, sombreada, muy bonita. Ella tenía una tradición, que tenía un apazcle grandote donde calentaba su agua, y ahí se bañaba. Eran detalles que a uno le gustaba verlo, y toda la casa era bonita. Mi papá fue Zenón Adame, difunto. Todo lo de Chilpancingo es parte mía, todo es bonito”.

-¿Cómo recuerda a doña Emilia?

“Una señora muy fuerte, de mucho carácter y muy metódica para sus cosas. Si ella decía: A las seis quiero mi chocolate, a las seis ella batía su chocolate y era hora de tomar el chocolate”.

-Las comidas en esta casa debieron haber sido algo muy especial.

“Ella guisaba sabroso, y cuando veníamos de vacaciones, que nos llegábamos a quedar aquí, luego decía: Aquí se cierra el portón a las ocho de la noche, más noche no. Entonces teníamos que estar aquí temprano porque nos dejaba una parte de su recámara y ahí dormíamos”.

-Así que cuando sus hijos y sus nietos llegaron al cuartel, ya no extrañaron la disciplina, porque la llevaban de la casa.

“No, porque sí fue muy recta la señora, fue muy estricta. Todavía llegamos a conocerla ya grande, ya enferma y, en su macho”.

-¿De qué falleció?

“Muchas enfermedades de la edad y al final se le vino un tipo de cáncer en el estomago”.

-Quiero agradecerle mucho su atención.

“De nada, señor”.

-Y a usted, doña Celia, a usted general. Muchas gracias por su hospitalidad y por los datos.

“Al contrario, muchas gracias a usted por la entrevista”.

El Niño Dios que cumple cien años...



El Niño Dios que cumple cien años en 2011

Doña Emilia Casarrubias debió haber nacido en los últimos años del siglo XIX en Ayutla, región de la Costa Chica del estado de Guerrero. Muy joven casó con don Ángel Flores quien más tarde sería general revolucionario.

Su hogar lo establecieron en una casa muy amplia localizada en la calle de Ignacio Manuel Altamirano número 14, prácticamente en el centro de Chilpancingo, capital del estado.

El cura párroco de la iglesia de la Asunción, don Margarito Escobar era un excelente artista. Pintaba y era diestro en la escultura. Algunas de sus obras se exhiben en la iglesia principal de Zumpango del Río, donde estuvo a cargo de aquel templo, y en el Sagrario de la Purísima Concepción de María, en la hoy catedral de la Asunción adonde llegó como encargado de la misma el 15 de febrero de 1910.

Hizo don Margarito un obsequio especial a la familia Flores Casarrubias, un Niño Dios, labrado por él en madera al que en ese hogar se comenzó a venerar a partir de la navidad de 1911.

Cada 24 de diciembre doña Emilia celebraba la ceremonia de “la acostada del Niño Dios”, en un enorme y espectacular “Nacimiento” hecho de heno (pascli traído de la sierra de Guerrero) para lo cual invitaba a muchachas y señoras amigas de la familia como Madrinas.

Durante mucho tiempo, quienes daban mayor solemnidad a la rememoración de la venida de Jesús al mundo fueron “Los Pastorcitos”, una pastorela que era preparada por las hermanas Carmen, Amalia e Irene Organista Sánchez, vecinas de doña Emilia.

Ella, a cambio, obsequiaba a los niños de la pastorela, vecinos y familiares con deliciosos aguinaldos, entre los que destacaban buñuelos, empanadas, pan de horno y ponche.

El “Nacimiento” donde se acostaba al niño Dios ocupaba todo el derredor de la extensa sala de su casa. Ahí se veía a los personajes que distinguen ese tipo de “Belenes”, bella y dulce tradición que hace siglos inició en Italia San Francisco de Asís.

San José y la virgen María; los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar); la enigmática Estrella de Belén; Los Pastores que acudieron al establo donde nació Jesús, infinidad de borreguitos; la Mula y el buey que, como señala la tradición, con su vaho le dio calor al recién nacido. Y del techo de la casa pendían tendidos de mecahilo donde la señora colgaba faroles de colores de todos tamaños, globos, serpentinas y durante el canto de “Las Aromas”, afuera de la casa se hacían tronar varios paquetes de cohetes de china y también acudían las danzas tradicionales de Chilpancingo a bailar sus sones en homenaje al Niño Dios.

En diciembre de 2011 se cumplen los primeros cien años de que ese Niño Dios, hecho de madera por el inolvidable padre Margarito Escobar y obsequiado a la familia Flores Casarrubias, ha sido venerado.

Doña Emilia falleció en 1977. Desde entonces su nuera, la señora Celia Bello Vega, esposa de don Jesús Flores, apreciado vecino chilpancingueño y sus hijos así como un nieto de la señora Emilia, el general brigadier de Infantería, don Guillermo Flores Moyao y su familia han continuado con la tradición de acostar al Niños Dios.

Ellos, esperaban para el día 22 de diciembre un gran festejo al que posiblemente acudirían altos dignatarios de la iglesia de la capital del estado así como autoridades civiles, en virtud de que, si se considera la importancia que reviste el primer centenario de ese Niños Dios, seguramente habrán de considerarlo como celebración extraordinaria dentro de los grandes acontecimientos de la historia católica de Chilpancingo y que pasa a formar parte muy relevante en las tradiciones de nuestro pueblo.

martes, 2 de agosto de 2011

Héctor Contreras Organista les saluda desde Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, México.

Este es un espacio que intentamos ocupar para seguir dando paso a nuestras inquietudes periodísticas.

El deseo es el de siempre: divulgar lo sobresaliente que ocurre bajo el hermoso cielo de Guerrero y recopilar información de la historia de nuestra entidad suriana.

Ojalá disfruten la página que les entregamos con mucho gusto.

Poco a poco irá aumentando el número de artículos, reportajes, fotografías, etcétera.

Se reciben comentarios, crítica, noticias y mentadas en:
contreras.cosmos@gmail.com

Bienvenidos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Día del Locutor

El martes 14 de septiembre (“¡Mes de la Patria!”) habría de celebrarse, si alguien tuviese interés en ello, “El Día del Locutor”. Para las autoridades del gobierno estatal y municipal ese día pasa inadvertido, lo mismo para las autoridades de Comunicación Federal y para dirigentes de su gremio. A los locutores, a pesar que son quienes todos los días del año se esfuerzan en las radiodifusoras por felicitar en su programación a quienes cumplen años o “celebran un día especial en su vida”, a ellos –Paradojas de la vida-, ni quien les eche un lazo.

Antes que Chilpancingo tuviera una estación de radio comercial, cosa que ocurrió hace 49 años, el viernes 26 de mayo de 1961, ya había locutores. Eran los Maestros de Ceremonias en las veladas literarias que se hacían en el viejo Palacio de Gobierno. También los había para los programas oficiales celebrando acontecimientos históricos, para honrar a los héroes o bien en las ceremonias “públicas y solemnes” que realizaba el Congreso del Estado no sólo en Chilpancingo sino en varios puntos de nuestra entidad: Tixtla, Técpan, Iguala, Ixcateopan.

Se dice que el gran poeta de Chichihualco –hay quienes comentan que nació en Tepozonalco, municipio de “Leonardo Bravo”- don Lamberto Alarcón, tenía un vozarrón de aquellos, y era una delicia disfrutar su elocuencia cuando en algunos festejos daba a conocer sus bellas obras. Una de ellas su poema “Al Laurel del Templo de de Chilpancingo”.

Algunos locutores que se recuerdan anunciando ceremonias oficiales fueron, entre otros don Amadeo García Pastor, cuando fue director de Actividades Cívicas del gobierno del estado lo mismo que Juan Sánchez Andraca, éste en la breve época gubernamental de Caritino Maldonado Pérez; don Hermilo Castorena Noriega, Héctor Astudillo Bello y Hugo Cesáreo, su hermano, locutores oficiales en el gobierno del tristemente célebre Raúl Caballero Aburto; Humberto Martínez Herrera, Pepe González, don Josafat Acevedo y, claro, años después, en los espectáculos a don Sabás Telumbre que “locutoreaba” recorriendo Chilpancingo a bordo de un jeep, anunciando las funciones del “céntrico y cómodo cine Guerrero”.

Decíamos que fue en mayo de 1961 cuando “salió al aire” la primera estación de radio comercial en Chilpancingo, la XELI, a la que don Hermilo Castorena Noriega, el gerente bautizó como “La Estación de las Gran Familia Guerrerense” y también como “La Cheli”, o “La Avispita Cheli”. Esa emisora que oficialmente fue reconocida como “Voz del Sur S.A. de C.V.” no contrató locutores profesionales, como debió haberlo hecho. La empresa voceó que se daría la bienvenida como locutores a jóvenes que quisieran abrazar la carrera. Fue así como llegaron muchos, pero se seleccionó, mediante prueba de voz, a quienes habrían de formar la “Primera Planta de Locutores de la XELI”.

Estos son sus nombres: Hermilo Castorena Noriega, gerente; Odontóloga Fabiola Acevedo Tena, comentarista de sociales, quien heredó de su señor padre, don Josafat Acevedo la habilidad para el micrófono. Capitán Piloto Aviador Bernardo Camarillo Montes; don Jesús Romero Salas, técnico de la emisora; Sergio Partearroyo Baranda, profesor; Miguel Ángel Zapata Vázquez; Francisco Meneses Téliz; Antonio Bustos Yoteco; Profesor Teodoro Calixto Díaz; Sergio Álvarez Calleja y Héctor Contreras Organista.

Trabajaba como velador y discotecario don Félix López, el segundo apellido no lo recordamos. La XELI “salía al aire” a las 7 de la mañana con el programa “Despertar Suriano” y terminaba sus transmisiones a las 11 de la noche, con “Canciones en la Noche”. El programa favorito de la muchachada fue “Festival de la Música Moderna” que se transmitía a las siete de la noche, con duración de una hora.

Llegaron después –segunda generación- otros aspirantes a locutores entre quienes recordamos a Abimelec Salgado Alarcón, Bernardo Álvarez Calleja, Enrique Berruecos Leyva, Leopoldo Ayala Guevara, Baldomero Vázquez Arizmendi, Alejandro Rodríguez Espinosa, las hermanas Célis, Esther Vázquez, Esperanza Córdoba, la “Vivis” y, a la discoteca, después del compañero Isidro Castañeda, arribó don Mario Parra Guerrero. Y en el Departamento de Continuidad se quedaron los Antonios: Gutiérrez Rodríguez y Gutiérrez Alanis. También ingresó como técnico don Amadito Rodríguez, de muy grata memoria, radicando ahora en el norte. Así funcionó la emisora por espacio de diez años. Después llegaron otros compañeros como Miguel Ángel Castorena, Eduardo Nájera García, Francisco Salgado Alarcón, Eduardo Leyva Martínez, Raúl Salgado Leyva, Naty y María Esther Castorena y el inolvidable amigo y gran compañero Javier Maciel Meza, entre otros.

Entre 1965 y 1966 se produjo una huelga para exigir a la empresa, misma que encabezaba el ingeniero Ricardo Carrión, padre de Lalo, Ricardo y Héctor, fundadores del grupo musical “Los Hermanos Carrión”, la firma del Contrato Colectivo de Trabajo con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (STIRT) que en esa época regenteaba el célebre “Negro” Rafael Camacho Guzmán, famoso como “Camacho Negro Azabache” que dejó el sindicato en manos de Netzahualcóyotl de la Vega (calentano guerrerense) porque el dedo tricolor lo impuso como gobernador de Querétaro (1979-1985).

El delegado del STIRT en Guerrero, con sede en Acapulco, Ángel Luis Espejel nombró como delegado sindical a don Mario Parra Guerrero, quien después de 44 años de aquella huelga sigue fungiendo como representante sindical en la región centro del estado, sindicato que por cierto, a casi medio siglo, tendrá edificio propio para que no siga pagando -con las cuotas de los trabajadores, obviamente- diez mil pesos mensuales de renta de un departamento localizado en un edificio de la avenida Álvarez, según nota informativa del cordialísimo amigo periodista don Daniel Genchi Palma. El máximo logro que los trabajadores obtuvieron hace cuarenta y cuatro años fue que el salario se incrementara, por hora, de tres pesos a cuatro pesos con cincuenta centavos. Eso pagaba la empresa a los locutores. A la fecha, y esto bien que lo saben los locutores, pero mucho más lo duelen y lo sufren sus familiares, en casi en nada han mejorado los sueldos de hambre.

El número de estaciones de radio se ha incrementado en Chilpancingo, y con ello es obvio que “La Familia Radiofónica” es más numerosa. Pero, en este rubro, como en muchos, no se trata de cantidad, sino de calidad. A las empresas de radio no les conviene contar con locutores o periodistas “inquietos” en la cabina. A quienes alquilan para que conduzcan “noticieros” los domestican. Si alguno hace uso o intenta hacer uso de la Libertad de Expresión, se va a la calle.

El control que ejercen las empresas en su programación y sobre todo en sus “noticieros”, no permite que se expongan libremente las opiniones de la ciudadanía. Hay una “libertad de expresión” ficticia y chayotera. Por ello, la mediocridad de los microfonistas nadie la celebra, ni los propios explotadores (empresa-sindicato) de toda esa “familia radiofónica” sometida y agachona.

Por eso se han multiplicado los famosos “ninis” del radio y la televisión en Chilpancingo: Ni voz, ni lectura, ni dicción, ni modulación, ni iniciativa, ni improvisación, ni cultura, ni nada. Eso es exactamente lo que “conviene” a las empresas. Contar con puro “coco seco” en sus micrófonos.

Hubo una época en México, cuando Álvaro Gálvez y Fuentes (“El Bachiller”) fue titular de la Dirección de Audiovisual de la Secretaría de Educación Pública y el director de Radiodifusión de la SEP era Ricardo López Méndez, “El Vate”: (‘¡México, creo en ti como en el vértice de un juramento!’) -¡Señorones de la cultura, a más no poder!- en que, para quienes aspiraban a conseguir Licencia de Locutor tenían que presentar examen en la ciudad de México –avenida Circunvalación y Tabiqueros- ante sinodales, como se hace para cualesquier otra profesión.

Quien en esa época de los años sesenta aprobó, podía calificarse como Locutor Profesional, porque había que ir muy bien preparado para demostrar que, ahí sí, se “dominaba” el micrófono. Y no sólo eso. Había que conocer hasta los puntos, las comas y las íes de la Ley Federal de Radio y Televisión. ¿Qué pasó con todo lo que ellos –“Bachiller” y “Vate”- edificaron con tanto esfuerzo? Los compromisos corruptos de algunos malos funcionarios de don gobierno con los concesionarios de radio y televisión pudieron más.

Como trebejo de utilería se desechó y así se tiene y mantiene a la Ley Federal de Radio y TV. A los locutores profesionales se les desplazó y se dio paso a “artistas” para que hicieran comerciales, y de hecho, los empresarios, en contubernio con los sindicatos y en maridaje cínico con aquel tipo de “servidores públicos” que sepultaron la Ley Federal de Radio y Televisión forzaron para implantar la automatización, con lo que la profesión de Locutor en México, dejó de existir. Así se fácil.

Tal vez la única reminiscencia del radio de “La Época de Oro” que ande por ahí sea la Asociación Nacional de Locutores de México (ANLM) que siempre se utilizó para “empanizar personalidades del micrófono” pero que nunca jamás servieron al gremio, al igual que otras muchas agrupaciones de “gente del radio” que mal usan unos cuantos politicastros del micrófono, esos que tienen el espinazo de plástico para doblarse con increíble flexibilidad de marioneta ante los patrones y los políticos, y a todo decir: “¡Sí, señor!”, “¡Lo que usted diga, señor!”.

En Guerrero, la única radiodifusora que contra viento y marea sigue salvando obstáculos y luchando día con día para mantener en alto y con mucha dignidad el ejercicio profesional del locutor, es XEUAG, Radio Universidad Autónoma de Guerrero. En materia de televisión, es indiscutible la admiración y respetos al fantástico y valioso equipo de Ceprovysa, de Isabelita Ortega Morales y Martín Martínez Olvera. En la XELI, el gran Fili García no tiene par.

Por cierto, y disculpen el comercialito, hay una solicitud a nuestros queridos lectores, para quienes puedan y quieran hacer alguna aportación económica, apoyando a Radio Universidad Autónoma de Guerrero. “El Pollito”, don Margarito Gallardo, actual directivo de la emisora, nos comentó que se está reuniendo dinero para comprar equipo para que se aumente a 10 mil watts de potencia a la estación. Nos dijo que ya el señor Arrison, rector de la Universidad, le va a entrar con su cuerno. Ojalá le entre con los dos. Sólo quiere el rector que los trabajadores de la radio reúnan alguna cantidad de dinero para que ponga él –no se sabe si de su bolsa- la mayor parte de euros que se necesitan. Cualquier donativo, favor de llevarlo o enviarlo directamente a las oficinas de XEUAG, frente al edificio de Cruz Roja en Chilpancingo.

Gracias y… ¡feliz “Día del Locutor”!

A 10 años de la muerte de Alejandro Cervantes Delgado


Alejandro Cervantes Delgado

El apreciado amigo Miguel Ángel Mercado Durán, a quien afortunadamente ya vemos un tanto recuperado reencontrándose con un buen estado de salud, aunque le está pendiente una intervención quirúrgica por especialistas en la ciudad de México, nos dijo hace unos días que esta noche –viernes 17 de septiembre- el programa “La Bohemia” que conduce con admirable y plausible profesionalismo don Martín Martínez Olvera en el canal 25 (local), estará dedicado a don Alejandro Cervantes Delgado, quien fuera gobernador del estado de Guerrero de 1981 a 1987. Se cumple una década de su fallecimiento y es uno de los pocos políticos apreciados por buena parte de guerrerenses que lo conocieron y lo trataron.

Pidió Mercado Durán que en nuestros espacios periodísticos recordáramos algunas anécdotas de don Alejandro. “Yo no lo conocí, es decir no lo traté en forma directa, pero tú sí y puedes comentar algo de lo que recuerdes de él”, nos dijo Miguel Ángel. Le explicamos que hace unos meses en Cosmos escribimos una anécdota de cuando Cervantes Delgado salió una mañana, en caravana, de Casa Guerrero. Iba con unos amigos cercanos a él, desde la juventud. Lo seguimos en automóvil. Llegaron al balneario “Santa Fe”, en el Río Azul, y se molestó mucho cuando notó la presencia del reportero: “¿Qué anda haciendo? ¿Por aquí trabaja?”, preguntó muy molesto, a lo que contestamos: “Señor, yo trabajo donde está la noticia, y usted es noticia”. Al rato, ya que se le bajó el coraje, después de caminar un rato a las orillas del Río Azul, regresó a las fondas de palapa y nos invitó a almorzar, junto con sus amigos, el médico Alberto Saavedra, entre otros. Ahí nos dio la noticia, que iba a pavimentar la carretera Petaquillas-Grutas de Juxtlahuaca.

Tiempo atrás, don Hermilo Castorena Noriega invitó a quien esto escribe a colaborar en la oficina de prensa del Comité Directivo Estatal del PRI. El era jefe de prensa. “Destaparon” a Cervantes Delgado como gobernador, se hizo la campaña política y a ella fuimos a trabajar como reportero-redactor, bajo la dirección de don Hermilo. Se formó el equipo de prensa con Arturo Mundo Catalán, Javier Maciel Meza, Raúl Salgado Castañón y su esposa, Raúl Arriaga Rodríguez, los hermanos Rosas (Pepe y Rafael, fotógrafos), el gran amigo Bernardo Sánchez Álvarez, popular como “El Camaney”, y Ruperto González Montiel, el famoso “Siete Pistolas”.

El mismo día comenzó la campaña en Tlapa y en Ciudad Altamirano. Así tomó la decisión el candidato Cervantes Delgado para rendir homenaje a un hombre que admiró mucho: Lázaro Cárdenas del Río, porque dijo que si alguien apoyó verdaderamente a los pueblos de la montaña de Guerrero, ha sido “Tata” Lázaro. Para el traslado de esa mañana, de Chilpancingo a Tlapa, se echó mano de avionetas Cessna de la línea comercial “Aero-Puebla”, pero también alquiló aéreo-taxis de una compañía de la ciudad de México. ACD llegó puntual al homenaje en Tlapa, lo mismo que algunos acompañantes, pero la avioneta que no llegó jamás, fue en la que íbamos con el señor Castorena y algunos funcionarios del gobierno federal.

El piloto de esa avioneta desconocía obviamente la ruta. Había un banco de nubes enorme rumbo a la montaña que no le permitió la visibilidad para dar con el campo de aterrizaje de Tlapa, ya las avionetas de Aéreo-Puebla en que iba el candidato y otros acompañantes habían aterrizado, mientras la nuestra andaba volando cerca a las faldas del Ixtacccihuatl. El piloto sacó un mapa y buscaba con ansiedad y ya muy nervioso cómo reencontrar la ruta. El delegado federal de una dependencia, un hombrón güero, de sombrero texano, chamarra de cuero y botas que se veía muy bragado, cuando notó que el piloto se había perdido de la ruta, a gritos y casi llorando comenzó a insultarlo. No pudo ocultar su pánico. El piloto regresó hacia el sur, y después de casi una hora de andar volando por quién sabe dónde, entre un espacio de nubes, avistamos Chilapa y de ahí hasta Chilpancingo ya no hubo problemas para regresar a la capital del estado y aterrizar en el campo de aviación. Minutos después, en la misma avioneta salimos a Ciudad Altamirano donde ACD se reunió con Cuauhtémoc Cárdenas, que en ese entonces era gobernador de Michoacán.

Fue la primera gran preocupación que tuvo el candidato, que iniciando la campaña pudo haberse producido un accidente aéreo. Por fortuna, después de treinta años todavía podemos platicarlo. Don Hermilo lo debe recordar muy bien. Otra de las preocupaciones de ACD fue cuando llegó a Tlalchapa. Filiberto Vigueras Lázaro era originario de ese lugar, pero desde hacía años era líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Guerrero. Los habitantes de esa muy hospitalaria población calentana estaban divididos. Se decían cosas no muy gratas de don Filiberto, que se robaba el agua que le tocaba al pueblo y la llevaba a las albercas de su mansión, que vendió una escuela, que invadió terrenos, que a quien se le rebelaba lo mandaba preso a Chilpancingo. Todas esas quejas se las dijeron al candidato. Gritaban mueras a Vigueras y vivas a Cervantes Delgado. Fue ahí donde ACD pronunció uno de sus discursos que la historia no debe olvidar. Finalmente logró su objetivo en esa región: Unirlos, por Guerrero y por Tlalchapa.

La indicación de don Hermilo Castorena para mi trabajo en la campaña, era que grabara los discursos que pronunciaba el candidato. Así lo hice en los más de cuarenta municipios que visitó. Luego de grabar en el mitin correspondiente, nos instalábamos en alguna improvisada sala de redacción para transcribir y luego para redactar los boletines, en tanto que los hermanitos Rosas y el terrible Camaney iban a elaborar las fotografías. Nunca nos tocó asistir a alguna comida o banquete durante la campaña. Al terminar de redactar, pasábamos los boletines por teléfono a las oficinas de prensa de las casas de campaña en el DF y a varias ciudades del estado. Los boletines que eran de cuatro a cinco versiones distintas y que redactábamos Arturo Catalán, don Hermilo, Raúl Salgado y otros compañeros, también se repartían entre los periodistas que andaban en la campaña y ahí hacían sus notas para enviarlas a sus diarios.

Una noche, al finalizar la gira en Ometepec, con el señor Castorena Noriega llevamos el paquete de boletines y fotografías al Hotel La Palapa, de Acapulco, donde se hospedó don Alejandro. Salió en bata a la puerta con su famosa pipa en la boca. Comenzó a leer los boletines y de pronto dijo molesto: “Señor Castorena, aquí dice que cientos de campesinos asistieron al mitin de Ometepec. No fueron cientos, fueron miles”. Don Hermilo, prudente como es, no dijo nada. Agachó la cabeza. Pero como yo no tengo nada de prudente y mucho menos hace treinta años, dije a don Alejandro: “Señor, yo soy el autor de ese boletín. Y discúlpeme: Yo no vi miles, vi cientos de campesinos y así lo consigno en ese boletín. Es más, ahí están escritas mis iniciales. Le pido que no le reclame a mi maestro. El autor de ese boletín soy yo. No fueron miles, fueron cientos”. Don Alejandro solamente agregó estas palabras: ¡Buenas Noches! y se encerró en su habitación.

Para mi sorpresa, no me echaron de la campaña, como lo hubiera hecho cualquier intolerante que quisiera ser gobernador de Guerrero y al que se le dijera la verdad, a secas. Cuando rindió su protesta como gobernador, don Alejandro me llamó para que fuera yo el maestro de ceremonias en el cinema Jacarandas. Al día siguiente don Hermilo Castorena Noriega me llamó al Palacio de Gobierno –segundo piso- y por instrucciones del señor gobernador me dio posesión como jefe de prensa del gobierno del estado. Sólo soporté dos meses y días. No nací para burócrata. Cuando iba a hacerse un primer mitin en pleno centro de la ciudad de Chilpancingo y conduciría yo el evento en el micrófono, tuve una duda. Fui y se la consulté a don Alejandro: ¿Cómo lo anunció, señor? ¿Cómo profesor o como licenciado? Después de meditar durante algunos segundos, me contestó: Como Profesor y Licenciado. Y de ahí pa’l real, todo mundo así le dijo, así se escribió su profesión en los periódicos, y así pasó a la historia.

Durante la campaña política, don Alejandro Cervantes Delgado pronunció muchos y muy importantes discursos. Uno de ellos, que improvisó, lo grabé en Ixcateopan. Lo disfruté cuando redacté el boletín, y es el siguiente, con el que concluyo mis comentarios de este día, agradeciendo la petición que me hizo el atento y buen amigo Miguel Ángel Mercado Durán:

“Amigos de Ixcateopan: quiero recordar ante este santuario dedicado a Cuauhtémoc, una parábola del poeta español León Felipe, que tantos años vivió aquí en México y que murió hace poco entre nosotros. Palabras más palabras menos, decía el viejo poeta del Éxodo y del Llanto: Había una vez un hombre que tenía una doctrina. Una doctrina que guardaba en el pecho. No dentro del pecho, sino junto al pecho, en el bolsillo interno del chaleco. Pero la doctrina creció, y el hombre tuvo que construirle un arca. Y el arca creció: así nació el templo. Luego vino otro hombre y dijo: el que tenga una doctrina, que se la coma; que la haga sangre de su cuerpo. Y que su cuerpo sea a la vez doctrina, arca y templo.

“Sin el menor deseo de ser irreverente, yo les digo, paisanos de Ixcateopan: No importa mucho que se discuta que si los restos que aquí se guardan son los del último Emperador Azteca. No importa mucho que haya o no haya dictámenes favorables, no importa mucho que se crea o que algunos no crean que los restos son de Cuauhtémoc. Lo importante es que cada mexicano lleve dentro, con el más profundo amor, la doctrina de Cuauhtémoc. Y que su cuerpo sea doctrina, arca y templo”.

jueves, 22 de octubre de 2009

Entrevista al Fundador de Los Yonic's


-Por Héctor Contreras Organista-

Ayer 19 de octubre de 2009, anduvo en Chilpancingo Jhonny Aivar Catalán, fundador del internacionalmente famoso grupo musical “Los Yonic’s”, autores de infinidad de éxitos a lo largo de una trayectoria artística de muchos años y quienes jamás se desarraigaron de su tierra (“comotros”). Por el contrario, siempre llevaron muy en alto el nombre de Guerrero, y particularmente el de San Luis San Pedro, su cuna, en la Costa Grande de nuestro estado.
Jhonny nació en San Luis San Pedro el 20 de noviembre de 1952. Los nombres de sus padres son Joaquín Aivar y Raquel Catalán. El señor es originario de San Luis San Pedro y doña Raquel con profundas raíces familiares en Chilpancingo. Son cinco hermanos. Recuerda que alguna ocasión llegó a su pueblo natal aquél inmenso compositor que fue don Ezequiel Cisneros Cárdenas, “Cheque” Cisneros, y se puso a tocar con él cuando el Jhonny era apenas un niño. “Uno nace con la música, pero me encantaba también el box”, aunque su mamá nunca estuvo de acuerdo en ninguna de las dos actividades para su hijo.
“De niño pensaba en llegar a lugares muy altos ya como músico o como boxeador. Gracias a Dios me di la oportunidad; mi mamá no pudo ver eso pero me di esa satisfacción, de llegar adonde yo quise y hacer lo que quise y dejar algo, porque la música de Los Yonic’s todavía se escucha. Algunos chavalillos que me ven me dicen: Oye Jhonny, canta Palabras Tristes, y les digo, yo no canto, yo nomás tocaba. Me tocó la suerte de ser el director del grupo, de escoger las canciones, porque todas las canciones de Los Yonic’s yo las escogí. Pero no las escogía de la noche a la mañana, yo me llevaba casi un año en estar eligiendo. En lo que grabábamos, ya estaba escogiendo los otros diez números, y cuando se los proponía a los muchachos, a todos les gustaba, y era mi satisfacción”.
“Estuve estudiando la Secundaria en Tixtla, fui alumno de la Prevocacional ‘Baltazar R. Leyva Mancilla’. Me acuerdo mucho de Tixtla porque pasé una adolescencia muy bonita y difícil de olvidar. Ahí conocí unos amigos que tocaban. Hicimos un grupo en la Secundaria y dio resultado. Te puedo decir y puedo presumir que el primer grupo que se hizo en Tixtla yo lo formé. Nos decíamos ‘Los Terceros’, pero en la música, como grupo fue el primero que se hizo en Tixtla, y después ya vinieron Los Piratas y otros, que desconozco, pero puedo presumir que fuimos los primeros que hicimos un grupo. Siempre toqué la Batería.
“De ahí me fui a México DF, regresé a Acapulco y ahí me encontré con la persona con quien había hecho el grupo. En contra de mi mamá me puse a tocar, porque ya vez que lo que tú sientes es difícil que te lo quiten, y empecé a tocar. Yo le pedí a mi hermana mayor, Jorgelina, con la que vivía en Acapulco, que no le dijera a mi mamá, porque lo único que yo quería era tocar y si me daban cincuenta o cien pesos yo se los daba a ella; y le dije: con que me des para el ceviche, con eso tengo, porque a mi me gusta mucho divertirme, me gusta el cine, me gusta tocar. En una ocasión fui a tocar y llegó mi mamá y le preguntó a mi hermana que dónde andaba. Y fue cuando le dijo que andaba yo tocando. Se esperó hasta que llegué a las dos de la mañana y mi gran sorpresa de que ahí estaba. Me armé de valor y le pedí la oportunidad de dedicarme a la música; no puedo dejar la música; no la voy a defraudar, quiero ser alguien. Nada más deme su consentimiento. Ella me lo dio y lo único que me pidió que no dejara de estudiar.
“Ya con su consentimiento y con la promesa de que no la iba a defraudar, nos metimos de lleno a la música y llegué al ‘Grupo Prohibido’ de Acapulco, donde hicimos algunas cositas, se desintegró el grupo y llegó mi hermano Joaquín con nuevas ideas, él se llevaba mucho con José Manuel, estaba mi hermano Bruno y nos dimos la oportunidad. Empezamos en Acapulco donde le dimos de lleno, yo había grabado con el ‘Grupo Prohibido’ en la ciudad de México donde conocí a una persona, le hablé de nuestro grupo, fui por él, me lo traje, nos oyó y le gustó y luego fuimos a grabar.
“Esta persona se llama Rafael González y fue nuestro primer director musical. Íbamos a grabar con el nombre del Grupo Amistad, pero no se podía porque había un grupo con ese nombre con más antigüedad. Entonces me dice, vamos a grabar con tu nombre como tú lo escribes: Los Johnny’s, pero había un grupo de Los Jhonny Jets, y bueno, me dijo que nos íbamos a llamar Los Yonic’s, y por eso se le quedó ese nombre”.
El primer gran éxito de los Yonic’s fue “Que lo sepa el mundo”, explica nuestro entrevistado que esa canción se la entregaron al último para la grabación, “pero me gustó muchísimo y la metí como último número, pero gustó tanto que fue la primera que sacaron en el primer disco sencillo, donde venía Tendrás un altar”. El primer éxito internacional fue “Soy yo”. Esa canción se la dio Rafael González, su director artístico. Su autor es Candelario Macedo, “la habíamos grabado pero empezó a funcionar después de dos años”.
“Yo estaba en San Luis San Pedro, cuando se empezó a oír en Radio Variedades como a las once o doce de la noche. Me dijeron que estaba sonando esa canción y me dio muchísimo gusto porque fue una gran sorpresa y una gran satisfacción que no se olvida. A raíz eso empezamos a salir a nivel internacional, porque fue la que nos abrió la puerta. De ahí siguieron puros éxitos: Palabras Tristes, Con el alma en la mano, Ni tu amigo ni tu amante, Rosa Blanca, Nadie sabe lo que tiene y un sin número de éxitos.
“Fuimos a Estados Unidos en paquete con Los Gatos Negros, el Grupo Indio y una orquesta. Ellos ya tenían un nombre, nosotros íbamos empezando. De los cuatro grupos, fuimos los únicos que nos quedamos porque desconocíamos todo, no nos pagaban. Aquellos al ver que nos les pagaban se fueron, nos quedamos nosotros pero sólo nos daban para la comida, pero nos sirvió bastante porque nos echamos a la gente a la bolsa, nos conocieron, y no nos pagaron, sólo el pasaje de regreso, si acaso el hotel y la comida. Eso nos sirvió porque la gente se empezó a interesar en nosotros y la segunda vez que fuimos, ya fuimos contratados con la persona indicada, y empezaron los grandes éxitos, las grandes entradas y cambió nuestra vida”.
“Nosotros jamás nos hemos desarraigado de nuestra tierra; al contrario siempre estamos defendiendo lo que es nuestro estado de Guerrero. Fuimos a un programa de Verónica Castro donde interpretamos la música que nos dio a conocer, pero yo quise hacer un programa distinto, donde se diera a conocer el estado de Guerrero, y fue un popurrí que hicimos de canciones del estado de Guerrero con imágenes de Guerrero y por eso nos dieron un reconocimiento que se da aquí cada año en octubre. Fue el gobernador quien me lo entregó (Ruiz Massieu), yo vine a recibirlo y lo conservamos con mucho orgullo y con una satisfacción muy grande”.


“Las máximas satisfacciones de Los Yonic’s es haber obtenido los discos de Oro que en aquellos tiempos se daban por la venta de 500 mil copias y los discos de Diamante que se daban por un millón, y que no cualquiera lo vendía. Estaba escuchando que a Mijares, por 30 o por 40 mil copias que vendió le dan el disco de Oro, porque en la actualidad vender 40 mil copias es muchísimo”, nos dice Jhonny Aivar Catalán, fundador del grupo musical Los Yonic’s, quien sin esfuerzo ni poses rebuscadas muestra la sencillez natural de la forma de ser del guerrerense, particularmente del costeño de San Luis San Pedro, municipio de Técpan de Galeana, donde nació uno de los grupos musicales mexicanos más importantes y reconocido con creces en el ámbito internacional.
“Lo único que me faltó es que mi Mamá hubiera visto lo que fuimos Los Yonic’s. Fue una promesa que le hice a mi Mamá pero tuvo la desgracia de morir antes que naciera el grupo. Teníamos un año, apenas íbamos despegando; eso es lo único que he sentido, que ella no hubiera visto lo que fuimos y que hubiera estado con nosotros. Después de nuestra trayectoria hemos reflexionado que hicimos todo; yo creo que como grupo llegamos adonde queríamos llegar, tuvimos muchas amistades. Tuve la oportunidad de conocer a mi compadre Marco, porque es mi compadre Marco Antonio, hicimos un dueto muy bonito que pasó a la historia, que jamás nunca se imaginaban que fuéramos a hacer un disco juntos, un video juntos, porque todos pensaban que había una rivalidad entre Yonic’s y Buky’s, y no. Era una amistad muy grande, de satisfacciones muy bonitas. Yo digo que no nos faltó nada. Estuvimos donde quisimos, estuvimos muchísimo tiempo en la cúspide, porque en aquél tiempo no se hablaba más que de dos grupos, y quedaron en la historia, porque siempre estuvieron haciendo comparaciones, y hasta la vez lo hacen: De Yonic’s y Buky’s. Ahorita están saliendo grupos, no es por menospreciarlos ni faltarles el respeto pero si tardan dos, tres o cuatro años, son muchos. El chiste no es llegar sino mantenerse. Nosotros estuvimos veintisiete años y nos separamos en el noventa y nueve. Yo soy muy leal a mi palabra. Cuando empezamos el grupo lo primero que habíamos dicho que no íbamos a ser como los demás, que se salía uno y hacían otro grupo. Yo estoy cumpliendo con mi promesa. Desgraciadamente están usurpando, usando el nombre y ustedes ven los resultados. No es igual, aunque a veces a uno no lo vean, pero siempre es importante la persona, el productor, porque es base fundamental para un artista y posiblemente, a lo mejor me estoy echando mucha crema o mucha salsa, pero sí me preocupaba por los números que hacíamos. Sí me preocupaba por estar oyendo, estar escogiendo lo que íbamos a grabar aunque yo no era el cantante, era José Manuel, pero siempre la tesitura de voz, al estilo del grupo que hicimos. Porque nosotros hicimos un estilo de la canción romántica, hasta de las cumbias. Nos decían: ¡hasta las cumbias las cantan más románticas! Y de eso me siento orgulloso, te lo puedo decir a los cuatro vientos. Tuve la oportunidad o el sacrificio de estar al frente del grupo y el tiempo que yo estuve fue bueno, muy bueno, muy bonito”.
-Una de las características que distingue a los grandes artistas es su sencillez…
“Hasta en los momentos más altos donde anduve conservé la sencillez. Y te voy a presumir esto porque es una gran verdad. Fuimos a Chicago, y lógico es que los promotores se preocupan más por el director o por el cantante porque piensan que el director o el cantante es todo. En la mayoría el cantante era el director. Yo creo que vine a imponer un estilo porque el baterista era el director, porque entonces iban con el cantante, porque piensan que el cantante por la imagen o por la voz tienen que atenderlo a él primero, y no. En Los Yonic’s el baterista era el director. Así es que va esta persona con una limosina y me dice, ahí está, vámonos. Y le dije: No, yo no vengo solo, yo vengo con mis compañeros, y le dije; que se vayan ellos, ¿y sabes dónde me fui yo? En el camión, donde llevábamos el equipo, cosa que no se le quita nada a uno, pero sí es muy importante que te den el valor. Yo creo que eso es lo que nos marea a todos. Y si tú te das cuenta aquí, ha habido muchísimos grupos, muchísimos artistas que prácticamente no han sabido aprovechar su talento. Cuando les llega la suerte, cuando les llega la oportunidad, no están preparados, y era lo que yo hacía, era lo que yo quería: estar preparando para cuando llegara el éxito, porque tú nunca sabes. Estábamos hablando de un grupo muy famoso, muy bueno que fue o que son Los Polifacéticos. A ellos no les llegó el éxito de Cuatro Lágrimas luego, luego. Sino que tardaron años, según me estaban platicando ellos. Tardaron años. Es más, cuando les llegó el éxito ya no estaba ni Tiburcio. Son cosas raras del destino, de la música, entonces hay que estar preparado porque tú nunca sabes cuándo te va a llegar”.
-En tu caso, la sencillez la sigues ejerciendo en tu municipio, en Técpan, ¿no es así?
“Sí, fíjate que yo gracias a Dios me siento contento, satisfecho. Me dicen: Oye Jhonny, ¿por qué no te vienes a vivir a Técpan, aquí todos te queremos? Les digo: muchísimas gracias, ya lo vi, ya lo veo, donde quiera que voy me saludan. Soy muy deportista, todavía a mi edad juego futbol, basquetbol, soy muy fanático del deporte desde chiquillo. Estoy trabajando en Técpan porque me gusta. Me dieron eventos especiales y estoy haciendo cosas como convivencias familiares que estamos llevando a cabo los domingos donde enfrento a dos escuelas, pero no como rivales sino como convivencia. Presentamos bailables y hay porras como en los tiempos de antes que van y se apoyan y compiten las escuelas. Este domingo hicimos una convivencia donde fueron puros jóvenes y estoy con mi gente. Ahora te diré que a mi me gusta toda la música, nomás que hay de música a música. La música de los jóvenes es un poquito fuerte y te tienes que estar aguantando y el sonido y el pum, pum, pum, pero es bonito que la gente se esté divirtiendo y yo no sentir el golpe de las bocinas sino la alegría, el cariño de los jóvenes. Qué bueno que estén haciendo eso y tengo proyectadas muchas cosas bonitas que lo hago de corazón, no pensando en el sueldo sino en la satisfacción que le puedes dar a la gente, aunque ya me ha pasado: A veces te lo agradecen, a veces no. A veces se acuerdan de ti y a veces, ya no te conozco. Te conozco cuando ando arriba pero cuando ando abajo ya no. Así es el mundo. Yo estoy casado, tengo mi familia en Acapulco, mis hijos son profesionistas, me siento muy a gusto y muy contento con ellos, tengo cuatro hijos, a uno le dio por la música, se llama Jhonny también y anda ahí haciendo sus pininos, pero hay que darle la oportunidad que no me dieron a mi, porque si me hubieran dando la oportunidad tal vez fuera yo un buen músico. No me considero un músico porque soy de oído. Yo soñaba en dirigir una orquesta, una sinfónica, eso que bonito hubiera sido. Quiero hacer un libro para que tal vez les sirva a otras generaciones y se preocupen y que esperen el éxito, pero que estén preparados”. (Entrevista hecha con la amable colaboración de don Epifanio Giles Delgado, director del Grupo Musical “Sismo”).





viernes, 3 de julio de 2009

Se recordó al Compositor Pepe Castañón en su 30 aniversario luctuoso


Por la irresponsabilidad profesional del Trío “Luna Azul”
no hubo canciones de Pepe Castañón en su aniversario
(En la foto aparecen Mario y Benedetto, hijos del apreciado compositor guerrerense)

El 3 de julio de 2009 se cumplieron 30 años que murió uno de los compositores guerrerenses más importantes: José Castañón Reynoso, mejor conocido por sus paisanos como Pepe Castañón, autor de canciones que siguen gustando a pesar de los años, como son “Tierra Colorada”, “El Gavilán del Sur” y muchas más.
Los homenajes son realizados por la Dirección de Actividades Cívicas, Sociales y Culturales del Gobierno de Estado. Esta ocasión, a pesar de haberse presentado un programa muy bonito digno de aplauso por la actuación destaca de los alumnos del Taller de Música y Danza “Cuautli” de la Universidad Autónoma de Guerrero, no se cantó una sola de las cerca de mil canciones creadas por el compositor homenajeado.
La directora de Actividades Cívicas del gobierno estatal, al terminar el programa dio una explicación: “No sabemos qué pasó, lo cierto es que nos fallaron los integrantes del Trío Luna Azul, quienes nos confirmaron su asistencia”, detallando Yolanda Domínguez Flores que el Luna Azul se encargarían de interpretar las canciones de Pepe Castañón, en tanto que “Cuautli” se ajustó a la programación designada con sones de Tierra Caliente y la Tarima de Tixtla, que por cierto los ejecutaron muy bien.
El evento estaba programado para las 18:30 horas del viernes 3 de julio, en la plaza central de la capital del estado, pero inició una hora después debido a un torrencial aguacero que se sintió en la ciudad de Chilpancingo. Asistieron los hijos de compositor, Mario y Benedetto Castañón Vázquez y sus respectivas familias. Entre el público se vio la presencia de numerosas familias y hubo representantes del ayuntamiento y del Tribunal Superior de Justicia, según informó el anunciador.
Gerardo Rosendo Rodal Padillo, director de la Escuela Estatal de Música tuvo a su cargo hacer una semblanza del homenajeado. El maestro José Peralta Eugenio, director del Taller de Música y Danza “Cuautli” fue muy felicitado por los cuadros regionales de danza que presentó, muy bien interpretados por sus alumnos y por sus músicos Erick Santamaría Duque, Antonio Godínez “El Niño del Requinto” y José Alberto Santamaría.